El 18 de febrero iba a trabajar como todas las mañanas. Dejé mi coche en la explanada donde montan el rastro todos los martes. Subía por la acera dirección a la rotonda de Antonio Maura, escuché durante 5 segundos unos pasos detrás de mi y acto seguido un hombre me tocó el culo con ambas manos. Cuando me giré solo pude verlo de espaldas, con una sudadera negra y la capucha puesta. Corría y se metió dentro del parque de Santa Ana.
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