Calle Doctor Galíndez, 03:00, 20 años.

Estaba de fiesta con unas amigas en un pub. Cuando entramos nos colocamos en un lugar cerca de la barra. Al lado nuestro había un grupo de hombres de unos 35 años y uno de ellos empezó a hablar con una amiga diciéndole que éramos todas unas guarras y que si llevábamos escotes es porque buscábamos algo. Mi amiga estuvo discutiendo un rato con él hasta que decidió dejarlo en paz ya que no merecía la pena hacerle caso. Nosotras seguimos a nuestro rollo pero él se acercó y se puso detrás de una de nosotras mirándole descaradamente las tetas, otra de nosotras le apartó para que le dejara en paz y entonces se encaró y empezó a gritarle e ir detrás de ella, quería pegarle. Lo más fuerte de todo, es que la gente de alrededor estaba viendo lo que pasaba desde el principio, tanto los de al lado como camareros, y solo cuando los amigos de este señor empezaron a sujetarle porque estaba muy alterado, fue cuando un chico se encaró y le dijo que nos dejara en paz. Empezaron a empujarse y fue cuando por fin llamaron a la policía. Pero la realidad es que llamaron por la pelea con el chico porque ya era muy llamativo, no porque nos estuviera molestando a nosotras. Así es la realidad en la que vivimos.