Salía del gimnasio, estaba lloviendo y no llevaba paraguas, pero como mi casa esta cerca pues iba andando. El caso es que en un paso de cebra se paró un coche y el copiloto, que sería un hombre de 65 años aproximadamente, me empezó a piropear y a pedirme que me subiera a su coche. Yo en ese momento no sabía qué hacer, aunque le dije que no hacía falta. El hombre seguía insistiendo y por supuesto me volví a negar. Finalmente llegaron más coches y ya por fin el hombre se largó.
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