Cuando fui a abrir la puerta para entrar al bloque, unos chicos me abrieron desde dentro. Eran cuatro, parecían dominicanos por su aspecto físico y por su acento. En el momento en que fui a entrar me hicieron un "paseillo" y comenzaron las palabras fuera de lugar refiriéndose a mi físico. Yo agaché la cabeza y seguí para adelante intentando entrar lo más rápido posible a mi casa. Después sentí mucha impotencia por no haberme girado a decirles que no me eran necesarios sus comentarios machistas.
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