Salimos mi hermana y yo una noche de fiesta. Estábamos las dos por ahí pero ella estaba cansada y se fue a casa. Yo me quedé en un coche con unos amigos un rato más, para hablar y tal. Entonces me llamó mi hermana llorando, no se le entendía nada. Me decía que fuera a mi casa, que estaba muy mal, que le había pasado una cosa, que le habían dicho no se qué. Yo no entendía nada pero me preocupó tanto, que lógicamente me fui a mi casa corriendo. Cuando llegué estaba esperándome en la puerta para abrirme corriendo. Entonces me contó que a la altura de la calle Ramón y Cajal, cuando ella volvía a casa, un hombre se le acercó y le dijo que era muy guapa y le preguntó a donde iba. Ella siguió para adelante sin responderle pero con más prisa y cuando llegó a la puerta de mi casa, estaba metiendo la llave y vio que el mismo hombre estaba allí y seguía diciéndole cosas. Mi hermana estaba tan nerviosa que ni si quiera se acuerda de lo que le llegó a decir. Una vez en casa, lo que hizo fue pensar en mi, porque pensó que a ver si cuando yo volviese iba a estar el tío cerca de mi casa y me iba a hacer algo.
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