Estaba sentada en un banco del parque con mi madre y con mis hermanas porque íbamos allí todas las tardes con los niños para que jugaran. Entonces había un hombre que iba allí, un yonqui que ya se ha muerto, que iba pidiendo dinero y que si le dabas algo bien, si no, te insultaba y te amenazaba. Un día llegó donde estaba yo sentada y me pidió y yo le dije: -Si hombre, para que encima nos pongas verdes. Vete de aquí ¡Sin vergüenza!. A lo que él me contestó: Ya te pilaré, ya. Ya te pillaré cuando vayas sola. Sentí mucho miedo porque casualmente vivía por la misma zona que nosotros y cada vez que bajaba desde el parque a casa con mis niños, iba mirando a todos los lados por si decidía cumplir su palabra.
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