Un hombre de unos 40 y tantos años comenzó a decirnos a un grupo de amigas y a mi que iríamos al infierno solo por cómo nos comportábamos en el agua. Nosotras, como adolescentes que éramos, comenzamos a hacer mayores tonterías. Con las mismas, el hombre salió del agua con una erección en todo su apogeo y se puso enfrente de nosotras. No hacía nada, solo estaba ahí, mostrándonos todo. Fue una situación incómoda y bastante impactante.
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